miércoles, 18 de diciembre de 2013

Acampada y senderismo huir de la ciudad

Llegados al otoño y con vistas de entrar al invierno, la playa como destino de vacaciones ha quedado relegada hasta que las temperaturas vuelvan a ascender. Pero como todos necesitamos desconectar del estrés de la ciudad, de las presiones diarias, y de la rutina del trabajo y las tareas del hogar, ¿qué  mejor que planear un fin de semana en el campo?

Los destinos rurales han ido ganando cada vez más peso en nuestro país y lugares de montaña que hasta hace unos años apenas eran visitados, se han convertido en verdaderos centros de peregrinaje para todos aquellos que buscan el resguardo de la naturaleza.

Por otra parte, esta es una buena manera de poner a nuestros hijos en contacto con el medio ambiente y que se oxigenen, a la vez que dejan de lado los aparatos electrónicos y realizan actividades físicas al aire libre. Hay muchas opciones para entretener a los más pequeños y hacer que un fin de semana rural sea lo más ameno y divertido posible. La acampada y el senderismo es una buena alternativa, aunque hay que tener en cuenta que el valor paisajístico o cultural de la ruta probablemente no será de su interés, así que habrá que motivarles con alguna estrategia que haga que la actividad les parezca atractiva.

Para empezar, debemos tener en cuenta que la ruta deberá adecuarse a la edad de los pequeños ya que el esfuerzo que pueda hacer un niño de 5 años no es el mismo que el que hará uno de 12. Habrá que elegir las rutas más simples para que puedan realizarse de forma sencilla y, sobre todo, plantear ese paseo por el campo como si de un juego se tratase.

Enseñarles a conocer la naturaleza, los distintos árboles que encontremos por el camino, observar las formas de las piedras que hay en el suelo, distinguir los diversos aromas de la vegetación que nos rodea o, como no, la diversidad de formas y colores de las flores del lugar. Todos los elementos que encontremos en la montaña son ajenos al mundo en el que nuestros hijos se crían y, por tanto, descubrirlos hará que las travesías por el campo sean diversión y emoción por descubrir.

Pero igual de importante es que nuestros hijos aprendan a disfrutar del entorno natural como que conozcan cómo deben ir de preparados a la montaña. Una cantimplora es un objeto indispensable para cualquier aficionado al senderismo. Hidratarse es básico en cualquier esfuerzo físico, y siempre hay que llevar reservas de agua encima cuando estamos en un entorno que no conocemos al 100%. La ropa, el calzado y las prendas que ayuden a protegernos siempre deberán ser las adecuadas para realizar este tipo de excursiones, y los niños tienen que saber que la indumentaria para ir por el campo está específicamente diseñada para ello.

Si nuestro plan es ir más allá del senderismo y hacer noche en plena montaña, los accesorios y complementos que nos acompañen deben ampliarse. Hay que involucrarse con los más pequeños de la casa y explicarles cómo se monta una tienda de campaña, para qué sirve una mosquitera y cómo pueden solventar pequeñas necesidades que les surjan en el entorno en el que nos encontremos. Más allá de las esterillas y las fundas nórdicas, la oferta de productos para este tipo de actividades es infinita. Encontramos desde calentadores de manos hasta pastillas potabilizadoras de agua, pasando por pulseras antimosquitos, cerillas antitormenta o almohadillas hinchables. Un sinfín de objetos que harán que nuestra salida al campo sea lo más cómoda y segura para nosotros y para nuestros hijos.

Hacer que ellos se diviertan no es más que plantear la excursión como una aventura en la que deberán enfrentarse a pequeños retos. ¿A qué esperas para planear un fin de semana así?

No hay comentarios:

Publicar un comentario